Tutivillus
                     © Julio I. González Montañés   
      
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Románico

 

 

  Aunque el tema de Tutivillus no se populariza hasta el gótico, existen en el románico precedentes de demonios escritores de pecados y desde finales del siglo XII tenemos pruebas textuales de la creencia en un diablo, todavía sin nombre, dedicado a tomar nota de las síncopas en los rezos de las Horas, y a llenar con ellas muchos libros al día:

 

Scribit defectus horarum daemon ineptus:

Quotidie multos valet ex his scribere libros [1].

 

En el arte encontramos a este demonio, bien como sujeto aislado que se presenta con los útiles de escritura, bien en representaciones del Juicio del Alma, en las que comparece llevando un libro con los pecados del difunto para confrontarlos con sus buenas obras, escritas por los ángeles.

 

 Al primer tipo pertenece el demonio escritor de Carrión de los Condes (Palencia, c. 1135-65) y al segundo los del Liber vitae de New Minster (Inglaterra, 1131), la fachada de San Pietro de Spoleto (Italia, c. 1200) y la portada de Milstatt (Austria, c. 1170). Ya de principios del siglo XIII, pero con un lenguaje estilístico románico, son el caso germano de Bonn y el gallego de Santo Estevo de Ribas de Miño (Escairón, O Saviñao-LU, principios del siglo XIII), ambos teniendo como pendant un ángel recolector de las buenas obras.

 


[1] Guillermo Raymond de Magalone, Admonitio ad Clerum de Modo dicendi Horas, (c. 1190-95).

 

 

 

Relieve de la fachada occidental de San Pietro de Spoleto (c. 1200)